El colombófilo y escritor Ad Schaerlaeckens es, como yo, un firme defensor de que existen otros mundos... pero están en este. En su web, habitualmente, suele dedicar algunos artículos a relatar las diferencias existentes entre la colombofilia de los diversos países que visita. Uno de sus últimos artículos relata las experiencias vividas cuando asistió por primera vez a una subasta de palomas en China:
"He asistido a dos subastas en China. Fueron eventos inolvidables, especialmente por lo bien organizados que estaban. De lejos, mucho mejor que las subastas belgas u holandesas. En mi país es difícil encontrar a más de 30 personas en una subasta, pero en China sólo contando a los miembros de la organización ya eran más de 30 y todos perfectamente uniformados y en su mayoría chicas. A cada una de las dos subastas asistieron más de 350 colombófilos, algunos de ellos acompañados por sus esposas, para todos ellos se sirvió comida de forma totalmente gratuita. También me llamó mucho la atención la fuerte presencia policial que había en la sala. Supongo que debía ser por las fuertes sumas de dinero que pagan los chinos por las palomas belgas y holandesas, que ellos piensan que son buenas. Además, la mayoría de las subastas son combinadas, es decir, se subastan palomas de hasta 10 palomares diferentes en un mismo evento. Pienso que esto es una gran idea, pues si un colombófilo asiste a una subasta para comprar palomas de un gran campeón, siempre se puede aprovechar para que vea palomas de otros palomares y así mejorar la venta.Las subastas en China no son tan aburridas como las europeas ya que allí el ritmo de pujas es realmente trepidante. Los asistentes tienen unas tarjetas amarillas con un número personal de identificación y deben levantarla cada vez que quieran realizar una puja. Recuerdo que en algunos momentos vi como hasta cuatro de estas tarjetas se levantaban al mismo tiempo, por lo que hay que ser muy rápido para poder quedarse con alguna paloma en este tipo de eventos."
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