Tranquilidad

Después de acabar hace un par de semanas de criar los últimos pichones de 2015... con todo lo que eso supone: separación de parejas, vacunación de todo el palomar, "inventario" y recuento de bajas, etc. Por fin un poco de tranquilidad en el palomar... y se agradece. La verdad es que a los que no estamos acostumbrados a criar en estas fechas tan tardías se nos hace un poco raro ver aun el palomar lleno de pequeñajos que apenas han empezado a mudar, pero aun y con eso no me arrepiento de haber cambiado las fechas habituales de cría en mi palomar y creo que el año que viene lo volveré a hacer de la misma forma, pero corrigiendo algunos errores de novato que he cometido esta temporada y que ya les contaba por ahí abajo. Finalmente, descontando los "desaparecidos" en el palomar, que no fueron más de cinco o seis, supongo que víctimas de alguna rapaz, ya que mi palomar está en mitad del campo y es difícil que se pierdan cuando se están aquerenciando, tengo para volar el año que viene 49 pichones, más el grupo de adultos que sobrevivieron a la experiencia del año pasado. Creo que este número será más que suficiente e incluso, si lo comparo con la cantidad de pichones que criaba en Canarias, voy hasta un poco "pasado" en cuanto a la cantidad de viajeros. Supongo que será por el efecto "contagio" de ver la cantidad de palomas que se vuelan aquí. Aunque a primera vista pueda parecer lo contrario, en Gran Canaria se compite con muchas menos palomas por palomar que lo que he visto durante estos años en Madrid. En mi club actual no es raro ver palomares que vuelan más de 100 palomas por temporada, cosa que en Gran Canaria te colocaría inmediatamente en la categoría de "supergranjero"... je,je,je,je,je... y sólo se lo permiten contados palomares en toda la Isla. Haciendo un poco de memoria creo que mientras volé en Gran Canaria jamás tuve un equipo de más de 45 palomas (sumando adultos y pichones) e incluso un año volé con sólo nueve palomas... y para colmo me quedé con ellas Campeón Social de Fondo y entre los primeros del Insular en esa misma categoría, haciendo bueno ese viejo dicho colombófilo de... "Campeones grandes... cestas pequeñas".

Dentro de estas 49 "apuestas de futuro" que tengo actualmente en mi palomar ya se empieza a notar la influencia de las "nuevas sangres" que he ido introduciendo recientemente. Como también he contado aquí mismo, me ha bastado un año de competición para darme cuenta de que las palomas que traje de Canarias no son ni de lejos lo que esta línea de vuelo (Portugal-Madrid) requiere. Gran Canaria es, por así decirlo, un "terrero embarrado" donde las sueltas de 80 Kms. se suelen saldar normalmente con la pérdida del 50% de los pichones y con velocidades por debajo de los 1.000 mm. En cambio, Madrid, siguiendo con el símil, es una "pista de hielo" donde con poco que hagas te deslizas a velocidades de vértigo y las palomas vuelan pruebas de más de 600 Kms. por encima de los 1.400 mm y cierran los porcentajes en poco más de media hora. A todo esto hay que sumarle un calendario de competición donde sólo se contemplan dos sueltas realmente de "larga distancia", dos altamares por encima de los 700 Kms. Es decir, mantener un equipo de palomas de gran fondo supondría trabajar todo un año para sólo tener dos sueltas donde poder probarlas y disfrustar con ellas. No parece, por tanto, que sea un negocio muy rentable si comparamos la inversión que requiere y el "gusto" que nos podríamos dar con él. Con este panorama no hay que ser especialmente observador para darse cuenta de que se necesitan "herramientas" diferentes para trabajar cada uno de estos terrenos y en base a ello este año he "fichado" un grupo de palomas de las líneas y características que vuelan en cabeza por esta zona. Debido a la premura de tiempo y también a que algunas de ellas eran aun demasiado jóvenes para criar, el porcentaje de pichones "velocistas", por llamar de alguna manera a los descendientes de las nuevas líneas recién incorporadas, rondará el 40% de lo que volaré el año que viene, por lo que tampoco será un cambio especialmente drástico. Ahora toca tener paciencia y afinar el ojo para ver si los nuevos fichajes son realmente "palomas especiales" o sólo bonitos pedigrees... la cesta nos los dirá en unos meses. En cualquier caso no sólo necesitan adaptarse las palomas. A nivel personal también he tenido que cambiar completamente el chip entre cómo se compite en Gran Canaria y cómo lo hacen en Madrid.... espero haber aprendido la lección después de haberme arrastrado el año pasado por el fondo de las clasificaciones... je,je,je,je,je... pero eso daría para escribir un post completo y mejor lo dejo para otro día... je,je,je,je

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